En México, las actividades pesqueras se caracterizan por estar dirigidas a pocas especies que tradicionalmente han sido explotadas y que cuentan con toda una infraestructura de transformación para dar valor agregado al producto y con un mercado ya consolidado (por ejemplo, camarón, abulón, langosta, sardina y atún). De acuerdo a la Carta Nacional Pesquera, de las 82 pesquerías marinas reconocidas, 28 se encuentran sobreexplotadas, 44 están en su máximo rendimiento sostenible y solo cinco presentan potencial de desarrollo. Las capturas de estos recursos han mostrado que los niveles de extracción ya no se incrementarán en forma sustantiva. Lo anterior, ha hecho que la exploración y ubicación de recursos pesqueros con potencial sea cada vez más necesaria, con la finalidad de ofrecer alternativas para una diversificación bien dirigida de las actividades pesqueras.

Sin embargo, además de las especies que tradicionalmente han sido explotadas, México cuenta con una alta riqueza de especies de crustáceos, moluscos y peces, algunos de ellos considerados como recursos pesqueros de gran potencial y que no han sido plenamente aprovechados, constituyendo fuentes alternativas de proteínas para una población humana cada vez más demandante de alimento. Ejemplos de lo anterior, se tiene en especies como la langostilla Pleuroncodes planipes y los camarones de profundidad (géneros Sicyonia spp, Pandalus spp y Heterocarpus spp), los peces pelágicos mayores, los erizos de mar, entre otros, especies que han despertado el interés de los sectores involucrados en la pesca para su aprovechamiento. Desde el año 2000 a la fecha, investigadores de la línea han generado información biológico-pesquera y su potencial de aprovechamiento, de especies como la medusa bola de cañón Stomolophus spp, los camarones de profundidad de géneros Heterocarpus spp y Sicyonia spp, el cangrejo araña Maiopsis panamensis y cangrejo limón Stenocionops ovatus, la langostilla Pleuroncodes planipes, entre otros. Los resultados de los proyectos de investigación permiten afirmar que el país cuenta con recursos pesqueros con potencial para desarrollar nuevas pesquerías, mismas que ayudarían a disminuir la presión de pesca sobre las pesquerías tradicionales y ayudarían a garantizar la seguridad alimentaria del país.

Las investigaciones de la línea se orientan a generar información biológico pesquera y económica necesaria para evaluar el potencial que representan algunas poblaciones marinas actualmente no explotadas y que podrían aumentar la producción pesquera, y en su caso, proponer los esquemas de explotación y las medidas de manejo que permitan asegurar su sustentabilidad. Estos conocimientos técnicos e información basada en evidencia científica han servido a formuladores de políticas públicas, administradores de recursos, científicos, hasta pescadores y consumidores en toma de decisiones y ayudado a detonar pesquerías como la de la medusa bola de cañón en Sonora.