Juntos y sin estigma para tratar y prevenir la obesidad
Dra. Laurence Mercier1 y Lic. Ornella Malagrino Maza2
1Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C.,
2Médica Fidepaz,
El pasado 4 de marzo, en el Día Mundial de la Obesidad, profesionales de la salud en México redactaron una declaratoria para cambiar la percepción que se tiene sobre esta enfermedad, acabar con la estigmatización asociada con la obesidad y solicitar que sea tratada seriamente y de manera integral para mejorar las condiciones de vida de la población. Cualquier persona interesada puede firmar esta declaratoria “Juntos y Sin Estigma” en línea (https//forms.gle/yn1RTSeNzthGfKjJ7) y así expresar su voluntad de sumarse al esfuerzo emprendido por este grupo de expertos. La existencia de este documento nos ofrece la oportunidad de detenernos unos minutos para evaluar nuestro propio conocimiento sobre esta enfermedad, informarnos de la situación en Baja California Sur, revisar si tenemos algún prejuicio o falsa creencia al respecto y comprender que el sobrepeso y la obesidad son un problema de salud complejo.
La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa, originada por una ingesta de energía superior a la que se gasta. El cuerpo humano almacena este exceso de energía en forma de grasa dentro de las células adiposas, las cuales se hipertrofian (aumentan de tamaño) y/o aumentan en número. Esta superabundancia de grasa afecta la salud y aumenta el riesgo de sufrir otros padecimientos como son la diabetes mellitus tipo 2, problemas cardiovasculares, hipertensión arterial, dislipidemias y cáncer, entre otros. Más recientemente, se ha visto que las personas con obesidad son particularmente susceptibles a tener complicaciones graves del Covid-19 si se contagian con el virus SARS-CoV-2.
Una persona adulta es considerada con sobrepeso cuando su índice de masa corporal (IMC) [peso, en kilogramos / talla, en metros al cuadrado] es igual o superior a 25; es diagnosticada como obesa cuando su IMC es igual o superior a 30. Los factores responsables de la obesidad pueden ser genéticos, fisiológicos, hormonales, psicosociales, ambientales, económicos, culturales y/o comerciales. En general, varias causas suelen intervenir, por lo que no se puede tratar la obesidad a partir de un solo enfoque.
Baja California Sur es uno de los Estados de la República con mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad, tanto en adultos como en niños. En 2012, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) mostró que el 49.2% de los niños entre 5 y 11 años padecían sobrepeso u obesidad, registrando un mayor predominio en niños (51.9%) que en niñas (46.6%). Los datos recolectados por el Registro Nacional de Peso y Talla (RNPT) en el 2016 fueron un poco más alentadores ya que 42.9% de la población infantil fue detectada con sobrepeso u obesidad. No obstante, este porcentaje coloca a nuestro Estado en un tercer lugar a nivel nacional después de Quintana Roo (45.4%) y Campeche (43.1%). Los datos disponibles para adolescentes y adultos en la ENSANUT del 2012 muestran que 47.4% de los adolescentes (entre 12 y 19 años) padecen sobrepeso y obesidad, así como el 79.5% de los adultos mayores de 20 años.
Si bien existen evidencias científicas que demuestran que la obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, en muchas ocasiones falta esta comprensión por parte de la sociedad. Las personas que padecen obesidad son víctimas de estigmatización y discriminación debido a su exceso de peso. Estos estigmas y prejuicios suelen expresarse verbalmente a través de burlas, insultos y palabras despectivas o moralistas, así como por medio de exclusión y de agresión física, en circunstancias más extremas. Existe la creencia de que el exceso de peso es el simple resultado de una mala alimentación combinada con una falta de ejercicio físico. Por lo tanto, se asume que las personas con obesidad son personalmente responsables de su condición corporal ya que carecen de autodisciplina y autocontrol. Este concepto o suposición es errónea ya que, como se mencionó anteriormente, existen varios factores que contribuyen a la obesidad de una persona y muchos de ellos escapan de su posible control. La autorregulación del peso no es algo simple y no depende únicamente de la fuerza de voluntad de una persona. Tenemos que respetar y aceptar a las personas que la padecen y al mismo tiempo debemos apoyarlas de forma integral para mejorar
su estado de salud. En lugar de generar una burla, hay que pensar en qué se puede hacer para modificar el ambiente obesogénico que nos rodea.
Al fin y al cabo, los estigmas son dañinos y representan una carga emocional adicional para la persona que vive con obesidad. Avergonzar y culpar es definitivamente una estrategia que no ayudará a que una persona con obesidad pueda mejorarse ya que puede provocarle mayor ansiedad, estrés y frustración. Hoy en día, estamos a tiempo para cambiar nuestra percepción sobre esta enfermedad y entender que una alimentación inadecuada junto con otros factores puede provocar un desbalance en el funcionamiento de nuestro cuerpo y órganos. Como sociedad podemos cuidar nuestro lenguaje y actitudes, así como tratar con respeto y empatía a las personas que padecen sobrepeso y obesidad. Con la prevalencia tan alta de obesidad no debemos permitir que ésta sea nuestra nueva normalidad. Estamos en un punto clave para decidirlo y actuar para su prevención.
Artículo publicado en la versión impresa del Diario El Independiente BCS