CIBNOR
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste S.C.

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David Raúl López Aguilar: pasión por la agricultura artificial
Por Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

Por Joel Cosío
“La investigación (científica) aplicada es fascinante y, además, es muy satisfactoria cuando recibes la gratitud de las comunidades con las que trabajas”, afirmó el doctor David Raúl López Aguilar, investigador del Programa de Agricultura en Zonas Áridas del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), Unidad Guerrero Negro, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Estudió la carrera de ingeniero agrónomo en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y su maestría y doctorado en la Universidad de Tottori, Japón, de 1994 a 2000. En el año 2000 se integró al Cibnor y desde ese momento ha trabajado en el desarrollo de tecnología aplicada a la agricultura artificial en zonas áridas, es decir, sistemas de producción de alimentos sin usar el suelo y con elevado uso eficiente del agua de riego. Es un firme creyente que este es el camino para fortalecer la seguridad alimentaria en esas regiones de nuestro país.
La oportunidad de colaborar con científicos japoneses, en una etapa temprana de su carrera profesional, lo motivó a dedicarse a la actividad científica.

“Al egresar de la UABCS tuve la fortuna de enrolarme de inmediato con un grupo de investigadores japoneses y, gracias a esa experiencia, me di cuenta que la investigación (científica) es fascinante, te atrae y envuelve”, mencionó el investigador.
“Ellos decían que en México había mucha necesidad de investigación aplicada, más que la investigación básica, por esas observaciones decidí dedicarme a esta área de la ciencia que tanta satisfacción me ha dado”, continuó.
Los científicos formaban parte de un grupo de investigadores de la Universidad de Tottori, que mantiene vigentes programas de colaboración con el Cibnor y la UABCS.
Esa experiencia le dio la oportunidad de viajar a Japón en donde se formó en posgrados enfocados en la investigación aplicada a sistemas de agricultura artificial, de la mano de los maestros japoneses a quienes admira por su gran sentido de la responsabilidad y amor al trabajo.
“La formación que tengo fue conforme al estilo de trabajo de los maestros japoneses con los que aún sigo teniendo contacto; mi principal maestro japonés se retiró a los 65 años, el doctor Masuo Yamanouchi, de la Universidad de Tottori, Japón. Él estuvo en Guerrero Negro (Baja California Sur) y nos enseñó a trabajar los cultivos artificiales. Ahora él de manera voluntaria atiende los jardines de la universidad (de Tottori), él dice: ‘Yo le debo mucho a la universidad’. Él realiza esa labor de forma voluntaria por el gran agradecimiento que tiene con su institución, entonces le he comentado a mi maestro: 'Quiero ir para allá, maestro, pero no quiero ir a los laboratorios, quiero ir a los jardines con usted, porque yo también le debo mucho a la Universidad de Tottori y a sus profesores'. Ese tipo de ejemplos son los que te forman y marcan de por vida”, afirmó.

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El largo camino de la ciencia
En su labor, el doctor Raúl López semanalmente viaja alrededor de tres mil kilómetros para ofrecer asesorías a productores agrícolas a lo largo del territorio de la península de Baja California y una gran dedicación en tiempo y esfuerzo para lograr transferencias tecnológicas exitosas.

Mencionó que es precisamente el contacto con las comunidades una de las grandes satisfacciones de su labor, es cuando la investigación aplicada se torna “cálida”, una modalidad de la generación del conocimiento que en su opinión requiere mayores incentivos para su realización porque es un eje fundamental para el desarrollo del país.
“La investigación aplicada es evaluada por la gente quien te cataloga dependiendo de los resultados de tu trabajo, la investigación básica se realiza en el laboratorio y en el cubículo, escribiendo artículos científicos, y quien valora esta investigación son comités arbitrarios de especialistas, (no obstante) las comunidades raramente evalúan su trabajo”.
“Para dar una transferencia de tecnología exitosa a una comunidad es necesario dedicarle mucho tiempo a las personas, y cuando ellos te adoptan como parte de su gente es señal que se está dando (la transferencia); mientras te miren a través de un cristal, la transferencia no se va a dar jamás”, aseveró.
En la actualidad, el doctor Raúl López desarrolla tecnología agrícola como sustratos hidropónicos con yeso agrícola fortificado, biofertilizantes derivados de la salmuera generada en la empresa exportadora de sal y sistemas hidropónicos para producción de forrajes, hortalizas, hierbas aromáticas, ornamentales y frutales. Entre los diversos proyectos destaca uno de innovación tecnológica para la generación de bioinsumos agrícolas impulsado por la Unidad Guerrero Negro del Cibnor, en conjunto con la Compañía Occidental Mexicana, S.A. de C.V. (COMSA) y Yeso Agrícola del Mar de Cortés (Yamco), pactado hasta 2025.

Fuente:Conacytprensa

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